LA VOZ DE VIGORRA
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El aplauso de las ocho

Jesús Vigorra da su particular punto de vista sobre los temas de actualidad en La mañana de Andalucía.

JESÚS VIGORRA 15 mayo 2020

Con la marca made in Spain se ha expandido por Europa el aplauso de las ocho de la tarde desde ventanas y balcones en agradecimiento al personal sanitario, que luego fue generalizándose a los profesionales esenciales para no naufragar en esta crisis del coronavirus.

Tal vez por las lluvias de esta semana, el cansancio de hacer palmas, la interferencia de las caceroladas o la posibilidad de salir a pasear a partir de las 8, el caso es que el aplauso ha ido languideciendo al atardecer. Tampoco debemos sorprendernos tanto en un país que un día monta un dos de mayo y al día siguiente se echa la siesta.

Es lógico que con el tiempo vayan cesando las palmas, mas no debería debilitarse el recuerdo y el agradecimiento a todos los sanitarios que hicieron posible salvar a más de 143.000 enfermos, curados, al día de hoy, que no fuera más las muertes y el sacrificio de 50.000 profesiones de la enfermería y la medicina que contrajeron la enfermad que, en algunos casos les llevó a perder la vida.

Como siempre los elogios, todos merecidos, fueron a veces desmedidos confundiendo la honestidad profesional con la heroicidad de leyenda. Muchas veces ellos mismos dijeron: no somos héroes solo queremos protección para ejercer nuestro trabajo.

Desgraciado el país que necesita héroes, dicen que dijo Galileo Galilei cuando para no ser quemado por la Inquisición renegó de la redondez de la tierra que el había descubierto. Hubo situaciones peores como cuando algunos profesionales encontraron al volver a sus casas el rechazo de sus vecinos, siempre anónimos, por temor a ser contagiados. De vergüenza.

Al cumplirse los dos meses del primer aplauso espontáneo, el 14 de marzo y fue a las diez de la noche, hoy día 15 nos convocan al último aplauso general previsto para el domingo para darle un digno final a esta iniciativa espontánea que por dos meses unió a grandes y pequeños (en mi calle era una niña la primera que rompía el silencio) ricos y pobres, votantes de izquierdas y de derechas, autónomos y asalariados.

Esa unión de las dos Españas de Machado, de los dos bandos de la aquella guerra interminable, todos los días durante 5 minutos ha durado dos meses. Dos meses, Para el pueblo español quizás sea este un lujo excesivo.

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