LA VOZ DE VIGORRA
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Cambio climático y derroche navideño

Jesús Vigorra da su particular punto de vista sobre los temas de actualidad en La mañana de Andalucía

JESUS VIGORRA 2 diciembre 2019

El traslado de la Cumbre del Cambio climático 2019 que, por una carambola, ha venido de Chile a Madrid ha hecho coincidir la mayor exaltación al consumo sin medida con el decálogo apocalíptico que hoy comenzará a escribirse en la capital de España, no sin falta de razón. Estos días, al atardecer, arderá Madrid como todas las capitales españolas compitiendo por luminosidad y derroche energético.

A todas luces, este realidad es tan incontestable como las plagas que se nos vienen encima si no cambiamos el paso en consumo de energía y depredación del planeta. Vivimos en la era de la incertidumbre. El cambio climático y el calentamiento global nos ponen ante una prueba civilizadora fascinante, pues de nuestro comportamiento dependerá que sigan derritiéndose los polos, la deforestación de la Amazonia o la subida del nivel del mar que no hace distingo entre pobres o ricos, tontos o listos, guapos o feos. Por no hablar de la avanzada desertización de España, la escasez de la nieve o el riesgo de quedarnos sin playas que se llevará por delante hasta los chiringuitos.

Todo tipo de graves pronósticos caerán sobre nuestros oídos y nuestros ojos y las televisiones, tan proclives a dar buenas noticias, se incendiarán con los malos augurios, y habrá quien crea que no comiendo carne de vaca esto se remedia. El problema transciende más allá de nuestra precaución en el reciclaje. El problema comienza porque los países cumplan con lo que se comprometieron. El encuentro que comienza hoy en Madrid permite revisar la estrategias establecidas hace cinco años y no cumplidas. Un plan que Trump se saltó. El objetivo deseable es una reducción de gases del 45% para el 2030 respecto a 1990.

Como diría Woody Allen: "Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida". Y el futuro no espera, amigos.

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