Es el que se usa para la elaboración de salsas, pizzas o ketchup y de las 9.000 hectáreas que se venían sembrando en las provincias de Cádiz y Sevilla, se ha pasado a solo 2.000 obligados por la disminución de agua de riego.
Los problemas por la falta de lluvias afectan a los pueblos con restricciones de agua y también se nota ya en el campo. Por ejemplo, la producción de tomate industrial se ha reducido a una cuarta parte este año por la falta de agua para riego. Algunas de las fábricas transformadoras no están funcionando por falta de producto y el sector calcula las pérdidas en 110 millones de euros.
La falta de agua está marcando todas las campañas agrícolas, incluso la del tomate. Estos días están en plena recolección y ya se calcula que la producción caiga un 25%.
De las 9.000 hectáreas que se cultivan en las provincias de Sevilla y Cádiz, este año apenas se han superado las 2.000, una decisión tomada ante la perspectiva de que la dotación de agua no iba a ser suficiente para un cultivo como el tomate.
Y ha habido un efecto dominó puesto que muchas industrias trasformadoras no han abierto por falta de producto, aunque las que lo han hecho, eso sí, lo están pagando a muy buen precio esta temporada, en torno a los 100 euros la tonelada.