La caída de ingresos y las nuevas restricciones han hecho inviable su continuidad.
"Es muy duro, desde los quince años aquí", comenta su propietario, Félix Jiménez.
Entre el aplauso de cariño, homenaje y admiración de sus clientes y de los camareros de los vecinos negocios, ha echado por última vez la persiana este domingo el bar Manolo de la Alfalfa, otro de los clásicos de la hostelería sevillana que no ha podido resistir la crisis económica derivada del coronavirus.
La caída de ingresos y las nuevas restricciones han hecho inviable su continuidad. "Es muy duro, desde los quince años aquí", comenta su propietario, Félix Jiménez. Y añade, "hemos preferido una retirada a tiempo, antes que una ruina de por vida. Era una situación muy angustiosa, estábamos al borde de entrar en una pérdidas muy elevadas".
En 1979, siendo casi un niño, empezó a trabajar en el local. Años más tarde, junto con otros empleados, constituían una sociedad de la que solo queda él. Nunca imaginó que el fin del negocio sería este, comenta su propietario.
El bar Manolo ha decidido cerrar sus puertas tras 85 años de servicio en la plaza de la Alfalfa, donde había logrado consolidarse como uno de los bares con más arraigo del casco histórico.