El etarra José Luis Barrios ha salido en libertad condicional tras cumplir 27 años de los 60 a los que fue condenado por el asesinato del concejal popular y su mujer, en un atentado que conmocionó Sevilla.
Su familia lo vive como una segunda condena.
Fue uno de los crímenes que marcó a Sevilla para siempre, el asesinato de Alberto Jiménez-Becerril y su esposa, Ascensión García, en enero de 1998. Ahora, uno de sus asesinos, el etarra José Luis Barrios, ha salido en libertad condicional tras cumplir 27 años de los 60 a los que fue condenado. La familia Jiménez-Becerril lo vive como una segunda herida.
Teresa Jiménez-Becerril, hermana del concejal asesinado, recuerda que "mataron a dos inocentes" cuando se dirigían a su casa donde les espetaban sus tres hijos. "Y tengo que decirlo porque si no, cuando Bildu no condena, parece que todo es normal".
Un crimen que conmocionó a Sevilla en 1998 y que, para su familia, sigue abierto cada día. "No merece ningún beneficio ni que descontemos ni un día su condena", dice Teresa Jiménez Becerril ya que "no se ha arrepentido o a nosotros nadie no sha pedido perdón". Para su hermana, la libertad de Barrios es una segunda condena.
Veintisiete años después, él recupera su libertad… pero la familia Jiménez-Becerril sigue condenada a la ausencia. Y esa, no prescribe nunca.