Relato en primera persona de un andaluz que sigue confinado en Shangai

26 millones de personas siguen bajo un confinamiento total y sin límites en Shangai, la segunda ciudad más grande de China. Pablo León, un andaluz que lleva 10 años viviendo allí, no cuenta que la situación es muy dura.

Cuando una persona da positivo en covid, es trasladada a uno de los pabellones reconvertidos en hospitales, sus contactos directos también, aunque ahora a hoteles o centros habilitados para pasar la cuarentena.

Esto esto es lo que ocurre cuando un anciano sale a la calle estando prohibido. Un megáfono en bucle, le dice que vuelva a casa.

Los trabajos se están resintiendo y las condiciones son pésimas. La paciencia empieza a mermar. En algunos pabellones decenas de personas piden que se les hagan test porque hasta que no den negativo tres veces seguidas no podrán marcharse a casa. Son algunas de las protestas, que hace meses eran inconcebibles y ahora cada vez son más frecuentes en las calles de Shangai.