Este fuego de sexta generación calcinó más de 10,000 hectáreas, afectó a 7 municipios de la provincia malagueña. Al acto han asistido el consejero de la Presidencia y la madre del fallecido.
Se cumplen dos años del incendio de Sierra Bermeja, al norte de Estepona, en Málaga, que arrasó cerca de 10.000 hectáreas. El siniestro fue de tal magnitud que la Junta de Andalucía no lo declaró totalmente extinguido hasta 46 días después, el 24 de octubre de 2021.
Este mediodía se ha rendido homenaje a Carlos Martínez Haro, el bombero que falleció sofocando el incendio de Sierra Bermeja. Una estatua del bombero a tamaño real y ataviado con su ropa de trabajo se ha instalado en uno de los parajes afectados en el Mirador de Los Reales.
El fuego en el que perdió la vida Carlos de 44 años calcinó más de 10,000 hectáreas y afectó a 7 municipios de la provincia malagueña, provocó el desalojo de un millar de vecinos de esos municipios. Los bomberos con los que trabajaba Carlos tardaron en extinguirlo 46 días. Ha sido hasta el momento uno de los peores fuegos de la historia de Andalucía. Esta mañana eran numerosos los compañeros de Carlos en el acto al que ha asistido el consejero de Presidencia, Antonio Sanz. Entre los familares, la madre de Carlos. A las 6 de la tarde se guardará un minuto de silencia en todos los parques del Infoca.
El fuego se inició la noche del ocho de septiembre y fue provocado por una o varias personas. 11.000 efectivos lucharon sin descanso contra unas llamas virulentas que obligaron a desalojar a cerca de 3.000 viviendas, devastaron unas diez mil hectáreas y, lo que es más dramático, segaron la vida de Carlos Martínez Haro, un bombero con seis años de experiencia, y un apasionado de la defensa del medio ambiente.
El incendio está considerado como uno de los peores ocurridos en la historia de España, aunque lejos de los once que en los últimos cuarenta años devoraron cada uno de ellos más de 20.000 hectáreas. Con todo, fue denominado como de sexta generación y adquirió una dinámica propia que generó pirocómulos, es decir, nubes de fuego. Finalmente, la lluvia aplacó el fuego el 14 de septiembre después de seis días de pesadilla y unas consecuencias desoladoras en lo humano, económico y medioambiental.