Bioarquitectura malagueña contra los rigores del verano

Un arquitecto malagueño diseña viviendas de bioconstrucción que recurren a brisas, aerotermia y materiales sostenibles para mantener una temperatura constante de 22 grados. Son casas que no necesitan calefacción ni aire acondicionado.

Frente a las previsiones meteorológicas que anuncian un nuevo verano muy caluroso, el arquitecto Pablo Farfán recurre a conocimientos tradicionales, como las brisas y la circulación de aire en la zona, y a materiales como corcho, madera o barro cocido, para construir sus viviendas. Lo hemos comprobado en una de ellas, levantada en Rincón de la Victoria.

Su propietario, José Ruiz, nos explica que las vigas de pino marino de la casa sobrevivieron al fuego en Sierra Bermeja y han sido procesadas en los históricos Astilleros Nereo. Para revestir los muros se ha usado corcho de alcornoque andaluz termoexpandido.

En los suelos exteriores, el barro ha sido cocido con leña de aguacate en Vélez-Málaga. El pavimento usa el mismo principio que un botijo para refrescar. En el patio interior se ha recurrido a bloques de tierra comprimida, similares a los de La Alhambra de Granada. 

Elementos como estos junto a la cal, el estudio de los vientos o la orientación permiten que esta casa no necesite aire acondicionado en verano. Y en invierno, mediante aerotermia, se puede calentar con solo con 1 kilovatio.