Acabada la floración y con el fruto incipiente, si no llueve, gran parte podría perderse. Ya hay plantas que con el severo estrés hídrico se están secando
La falta de agua está causando estragos en el olivar. Acabada la floración y con el fruto incipiente, si no llueve, gran parte podría perderse. Además ya hay plantas que con el severo estrés hídrico se están secando.
Con el inicio de primavera más caluroso de los últimos años y, a pesar de la ausencia de precipitaciones, las primeras aceitunas ya se dejan ver en los olivares. Ni las temperaturas extremas han frenado el ciclo natural de floración, adelantado este año, pero ahora tendrá que llover para que parte del fruto consiga madurar en los próximos meses. Una probabilidad que depende de muchas variables, como nos explica en el vídeo Antonio Monclova, de Asaja Córdoba.
Además las consecuencias de esta sequía extrema ya son más que palpables en el campo cordobés, particularmente en la Campiña, donde ya abundan las plantas que se están secando.
Las previsiones apuntan a un escenario de falta de precipitaciones hasta el otoño que dibuja una panorámica inédita con una cosecha que salvo milagro podría echarse a perder y unos olivares que en el caso del regadio sufrirán grandes daños si no hay dotación de agua, en tanrto que el secano subsistirá a duras penas.