Aún con el llanto de dolor de mi querida Mónica en mi alma, me decido a reflejar la irreparable pérdida de mi amigo y compañero.
Has formado el lío del montepío. Durante toda tu vida hiciste el bien. Y ahora todos te lloramos. Cómo has podido hacernos esto y además en pleno carnaval. A nadie se le ocurre, nada más que a ti. Pues te voy a decir dos cositas, te voy a esperar en mi calle, o mejor dicho, espérame tú, porque allí donde tú estés, que será en un sitio muy cercano a Dios, y a tu Cristo del Descendimiento, quiero estar a tu lado.
Porque siempre que estuve me hiciste ver y sentir la bondad, el amor, el respeto, el cariño, la educación. Con tu carácter de vejeriego hasta la médula, supiste derramar todo lo que mucha gente necesita. Y lo hiciste a través de tu pasión, de tu vocación, la radio, tú radio. La que compartimos horas, días, meses, años.
Junto a ti y con tu elegante prudencia y afabilidad, me hice mejor. Y te tengo que decir dos cositas más, la vida no ha sido justa del todo contigo. No, no lo ha sido. Te has ido antes, mucho antes y eso es injusto. El mundo necesita gente como tú. Y es imposible reemplazar tu corazón y tu personalidad.
Cádiz, a la que tanto querías, ya te echa de menos y ya está sin consuelo.
Gracias por todo lo que has hecho por los demás. Descansa en paz.