Organizaciones agrarias y productores nacionales denuncian que el nuevo sistema de etiquetado crea un precedente peligroso y abre la puerta a una competencia desleal.
El Parlamento Europeo ha dado luz verde por un solo voto la propuesta que plantea la Comisión Europea para etiquetar las frutas y hortalizas procedentes del Sáhara Occidental con el nombre de dos regiones marroquíes cuando son importadas a la UE, algo que según algunos eurodiputados sería opuesto a la legislación y jurisprudencia europeas.
El nuevo acto delegado permite etiquetar los productos del Sáhara Occidental con nombres de regiones administrativas creadas por Marruecos, como El Aaiún-Saguía el-Hamra y Dajla-Río de Oro (Oued Eddahab), en lugar de indicar de forma explícita 'Sáhara Occidental' como lugar de origen.
La propuesta salió adelante después de que una objeción impulsada por el Partido Popular Europeo y otros grupos fuera rechazada por un solo voto, lo que en la práctica deja en pie la fórmula pactada entre la Comisión Europea y Marruecos. Lo explica Carmen Crespo, portavoz del grupo del Partido Popular Europeo en la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural.
La objeción que planteaban los populares europeos -para descartar el reglamento- requería 360 votos a favor para salir adelante (al menos la mitad más uno del total de diputados, ahora 719) y se quedó en 359 votos a favor, con 188 en contra y 76 abstenciones.
De esta forma, sigue adelante el nuevo reglamento para la aplicación de las normas sobre el comercio entre la UE y Marruecos de frutas y hortalizas originarias del Sáhara Occidental, una solución negociada con Rabat que implica que en esos productos solo se indicará la región de origen, sin una referencia específica al Sáhara Occidental.
La decisión ha desatado una fuerte polémica entre productores europeos, defensores del pueblo saharaui y partidos políticos, que acusan a la Eurocámara de ceder ante Marruecos y generar confusión en los consumidores.
Organizaciones agrarias como COEXPHAL, Fepex, COAG, ASAJA y la Unión de Uniones denuncian que el nuevo sistema de etiquetado crea un precedente peligroso y abre la puerta a una competencia desleal.