El norte de áfrica. Marruecos trata de dar cumplimiento a lo acordado con Europa: frenar la presión migratoria en el Mediterráneo occidental, a cambio de ayuda económica. Imágenes como las que vamos a ver, son algunas de las prácticas empleadas por las autoridades alauitas para detener el flujo migratorio.
Son imágenes grabadas y enviadas desde un móvil que nos trasladan la realidad de centenares de subsaharianos en Mesnana, uno de los barrios de Tánger más poblados por migrantes.
Para muchos es su lugar de residencia habitual, pero para otros es una especie de antesala desde donde esperan la oportunidad para salir al mar, y entrar en Europa, por España.
El viejo continente presiona a Marruecos para que evite el fujo migratorio, un drama que el reino alauita afronta con detenciones y deportaciones, de las que poco se sabe. Según algunos medios locales, durante el pasado viernes, lo que comenzó como una marcha hacia la delegación de Seguridad de Tánger, terminó de un modo inesperado.
Con el objeto de disperar las protestas, la policía marroquí obligó a los migrantes a subir a autobuses y camiones. La práctica se ha extendido también a las viviendas donde se han practicado redadas, deteniendo a en algunos casos a personas en situación regularizada, entre los que se encuentran niños y mujeres embarazadas.
Famílias enteras, que suben a estos autobuses con único destino probable según algunas ONGs: el desierto.