Este año, se prevé que se recojan más de cinco millones de toneladas de aceituna para molturar, de las que se podrá obtener más de un millón de aceite. Este martes, 75 Minutos pisa el tajo en el que tantos andaluces encuentran un modo de vida. El martes 10 de enero, a las 22:30 horas, “La campaña de la aceituna”
A las 11 de la mañana, Geno y Ana toman impulso y empiezan a tirar de unos mantos que acumulan hasta 300 kilos de aceituna. Están trabajando desde las 9 de la mañana y, salvo el parón para comer a eso de la una y media, continuarán hasta pasadas las cuatro de la tarde. “¿Vais a destajo?”, pregunta Bea Díaz. “Qué va, a jornal”, responden, pese a la rapidez con la que van vareando de un olivo a otro. Unos 53 euros por día en una campaña que se va a alargar mínimo unos 50 días en total.
Unas horas más tarde, la aceituna que acaban de coger se limpia de hojas y ramas y se lleva a la cooperativa que está a las afueras del pueblo. Podría ser una cooperativa más pero no lo es. Esta de Villacarrillo, en Jaén, es la cooperativa aceitera más grande de todo el mundo. Hasta dos millones y medio de kilos de aceituna entran a diario en las 18 tolvas que, a primera hora de la tarde, están a rebosar. Agricultores de diez municipios colindantes dejan su aceituna en unas instalaciones en las que todo está mecanizado.
También en la provincia de Jaén, en Martos, encontramos a un grupo de temporeros gaditanos que pasa toda la campaña en esta tierra. Angélica y Daniel cierran su casa en Puerto Serrano y se mudan a Martos en busca de la aceituna. El dueño de la finca que los contrata también les ofrece la vivienda y toma café con ellos. Javi García es testigo de cómo ya todos se han convertido en una familia después de años haciendo lo mismo, pero el matrimonio echa mucho de menos a sus hijas, Melania y Daniela, a las que dejan al cuidado de sus abuelos.
Para las familias de temporeros que no tienen esta opción, algunos municipios han creado una guardería con horario adaptado a la faena. Rocío Vicente viaja a Priego de Córdoba, donde encontramos este servicio, conocido popularmente como guardería temporera. Allí, Manuel es maestro de 25 niños por las tardes. Todos son hijos de temporeros. “Llegan al colegio muy temprano, cuando sus padres se marchan a trabajar al campo. Cuando acaba el horario escolar, soy yo quien está con ellos hasta que vengan sus padres”, explica el maestro.
En la provincia de Córdoba, descubrimos también algo innovador. Ahora ya existen almazaras portátiles. Encontramos una en Rute. Aunque parezca ciencia ficción, es una realidad que poco a poco va adentrándose en el campo andaluz. “Mi abuelo necesitaba a diez personas para hacer el trabajo que hago yo apretando un botón con un dedito”, comenta orgulloso Antonio, empresario con 70 hectáreas de olivos centenarios que, desde hace cuatro años, alquila una almazara itinerante alemana durante los dos o tres meses que dura la campaña de aceituna.
La campaña de la aceituna también provoca que la Guardia Civil refuerce sus servicios en las zonas olivareras. En este programa, los acompañamos en una jornada. “En el grupo Roca de la Guardia Civil hacemos unas 200 comprobaciones al día, tanto en el campo como en las cooperativas y carreteras, para evitar los robos durante la campaña de la aceituna y asegurar la trazabilidad del producto”, argumenta Rafael, agente en Martos.