De desechos de poda de Doñana a combustible limpio

La biomasa es una de las fuentes de energía renovables con más futuro. La demanda mundial va en aumento y los últimos informes técnicos indican que en los próximos años su producción representará el 20% del suministro energético primario total. A pesar de las cifras es una gran desconocida para la ciudadanía.

Para conocer las claves de este recurso energético, en Tierra y Mar viajamos al municipio onubense de Hinojos donde Francisco Baena, propietario de la empresa Maderas Doñana, transforma los restos de poda y limpieza forestales en péllets, el nuevo biocombustible utilizado en calderas y estufas de calor.

El proceso comienza con la descarga del material sobrante de los trabajos forestales que regularmente se realizan en el entorno del Parque Nacional de Doñana y otros municipios cercanos. La madera de pino, además de muy abundante, tiene un poder calorífico superior al de otras especies arbóreas, debido a su mayor contenido en lignina, resinas, ceras y aceites de coníferas.

Los pellets son pequeños cilindros que se fabrican mediante el prensado del serrín y las virutas de madera producidas a partir de la biomasa de origen vegetal. Madera Doñana procesa unas 9.000 toneladas de péllets anuales con las que se evita la emisión a la atmósfera de unas 12.000 toneladas de dióxido de carbono, lo que equivale a retirar de la circulación cerca de 5.000 vehículos.

La biomasa es una de las fuentes de energía más antiguas de la humanidad. El uso tradicional de los residuos agrícolas y ganaderos, en forma de leña, orujillo y huesos de aceituna, se ha visto potenciado en los últimos años con la fabricación de otros biocombustibles como el pellet o las briquetas que cada vez son más utilizados en el sector residencial y de servicios. Una alternativa energética mucho más limpia y económica muy extendida en hoteles, hospitales, residencias de mayores e incluso domicilios privados salpicados por toda la geografía andaluza.