Tesis

Andrés Olivares: "Mi hijo me enseñó a amar desde la incondicionalidad"

Conversamos con el presidente de la Fundación Olivares, también conocido como 'el piloto de emociones', que dedica su vida a ayudar a niños enfermos de cáncer. Nos cuenta su experiencia al perder a su hijo y cómo ha sabido encontrar un sentido a su vida. Cumple cada día lo que su hijo le pidió: ayudar a los demás.

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17 junio 2021

Tras el fallecimiento de su hijo Luis de 9 años por leucemia, Andrés Olivares creó la Fundación Olivares, que tiene su sede muy cerca del Hospital Materno Infantil de Málaga. Allí junto a un grupo de voluntarios, realiza una intensa labor terapéutica, psicológica y asistencial, no solo a los niños enfermos de cáncer, sino también a sus familiares. Cuando su hijo padecía leucemia, Andrés se dio cuenta que el pequeño estaba perfectamente atendido, pero el núcleo familiar no. Por eso, creó la fundación.

La pasión y dedicación de Andrés Olivares le lleva a compartir su experiencia por universidades y colegios, donde imparte charlas para dar a conocer esta enfermedad y ayudar a enfrentarse a ella. Un acto de entrega, generosidad y amor, que acompaña siempre con una sonrisa. 

En la entrevista, Andrés abre su corazón y cuenta su experiencia de vida con sinceridad y amabilidad. Su hijo le enseñó la verdadera misión de vida: "Me susurró al oído que dedicara mi vida a ayudar a los demás". Es lo que todos los días hace en la planta de oncología del hospital malagueño. Los niños que están allí son sus grandes maestros de vida, confiesa. 

Su hijo le enseñó a amar desde la incondicionalidad. Le enseñó tanto, dice, que le "enseñó a volar". Nos confiesa que siempre quiso ser piloto, y después de tanto tiempo ha conseguido volar, de otra manera. Nadie está preparado para la marcha de un hijo, pero el cáncer infantil es una realidad. "Está ahí". Él salió del miedo y empezó a vivir desde el amor, asegura. Cuando uno pierde a un hijo es inevitable preguntarse "por qué sucede", para Andrés la pregunta es "para qué". 

Cada día, Andrés Olivares es un niño como los que están hospitalizados. Baila, toca la guitarra, se tira al suelo, juega, sonríe... "Me gustaría explicar lo que vivo cada día en la planta de oncología, pero la vida no es para pensarla, es para vivirla". Es contundente y continúa: "El mejor momento de tu vida es ahora". El enfado para él es una pérdida de tiempo. Para terminar la entrevista, habla de la felicidad. Andrés la define como la ausencia del deseo: "No deseo nada, acepto las circunstancias que la vida me pone por delante. Todas". En el vídeo, tienes la entrevista completa.