Comparsa 'Los poderosos'
La comparsa de Manuel Cornejo se mete en el papel de unos gaditanos con superpoderes para presentarnos un repertorio leal a su trayectoria y repleto de referencias a Cádiz.
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El relevo generacional en las comparsas se ve en agrupaciones como "Los poderosos" de Manuel Cornejo, miembro de una célebre saga carnavalera, que nos trae letras de mucha poesía, dedicadas a incentivar los valores de Cádiz y su potencial.
En el primer tango se dirigen a la llamada "generación de cristal" para pedirle que lean libros porque serán más libres frente a los malos políticos; al mismo tiempo se quita el sombrero por el derroche de solidaridad que demostró esa generación con el drama de la DANA en Valencia.
El segundo, es una declaración de amor tremendamente dura aliviada con sensibilidad, ante la soledad no deseada por el fallecimiento de la pareja.
En los cuplés, ponen picardía en el primero, a cuenta de no necesitar la famosa pastillita azul del amor. En en el segundo, un poco más serios, piden que termine la moda de que las agrupaciones se vayan a cantar a la calle la misma noche después de actuar en el Falla, porque vacían el teatro.
Pase de CUARTOS
Estos gaditanos poderosos se quedaron en la fase de semifinales en la pasada edición con la comparsa 'La alegría de Cádiz'. Una comparsa de jóvenes canteranos de la saga de los Cornejo que es todo un caramelo por la poesía de sus letras. Los poderosos tienen superpoderes para mejorar Cádiz y convertirla en su ciudad idealizada.
Arrancan con una presentación que es toda una declaración de intenciones. Quieren espantar la envidia, el conformismo, el chovinismo y la política de baja categoría; despojarse de complejos y de las cuerdas que los atan.
El primer pasodoble comienza con un grito de reivindicación, 'Los poderosos' se preguntan por el coraje del que tanto presumen los andaluces: "Sangra nuestra dignidad y están las calles vacías". Gritos contra la privatización de la sanidad y letra personalizada en el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. El segundo pasodoble se acerca al tema de la homosexualidad en la iglesia, una historia de amor entre dos hombres, uno de ellos sacerdote.
Siguen las reivindicaciones en los cuplés: "Le he puesto el collar a mi jefe y ahora lo entiendo perfectamente", para pasar a la moda del "desayuno intermitente", mucho mejor que el ayuno intermitente.
Una comparsa muy apegada a los temas gaditanos, vuelven a interpelar directamente a la ciudad, a que empuje para pedir trabajo y recuerdan un pasado irreverente y de La Pepa. Arriba poderosos, ya se ve el "final aunque cueste morir en el intento".
Un final con sabor a chirigota que ha sido muy bien acogido entre el público del Falla.