Carlos Pérez e Iván Romero han vuelto a unir sus caminos para poner en el Falla a estos gaditanos del futuro.
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Tras la experiencia como autor en solitario del primero, llevando a concurso en 2024 a 'Los que salieron perdiendo', ahora busca tener algo más de fuerza para ‘Cuando tú vas, yo vengo’.
SEMIFINALES
Vienen del futuro y al ritmo de Chenoa para dedicar su presentación a la chirigota viñera. El primer pasodoble carga contra el turismo. Sentido y comprometido. "Cada vez hay más turistas y menos gaditanos", dice la letra. Critican que no hay vivienda ni trabajo en Cádiz. Si esto no cambia, en el futuro "vendremos de turismo los gaditanos", continúa. El segundo pasodoble dice que "rectificar es de sabios y errar es de humanos. El chovinismo me cegó la vista". Defiende un carnaval para el mundo entero, un carnaval que acoge a gente que no es de Cádiz, pero que viene con ganas de aprender y disfrutar. Es el caso de uno de sus componentes, Sergio Toledo que es de Los Palacios (Sevilla).
CUARTOS
En la presentación, estos gaditanos que vuelven del futuro ya nos muestran su particular tipo y toque chirigotero y de lo más viñero que tanto gusta al público, y es que esta era una de las chirigotas más esperadas en el Falla.
Primer pasodoble dedicado a ese Cádiz de antes, al de los 80. En el que de forma nostálgica recuerdan desde el sencillo el día a día a fiestas que han cambiado mucho o simplemente han desaparecido. El segundo “a ti que vas de listillo, pero no lo eres”. A ese hombre que valiéndose de las nuevas leyes se ha convertido en mujer para saltarse alguna pena judicial. Y con esta crítica hacen un repaso de las muchas penurias y desigualdades que sufren muchas mujeres para terminar rematando con un “querido cantamañanas, seguro que ahora te preguntan y se te han quitado las ganas”.
Cuplés dedicados al día de los enamorados y a una conversación que tuvo con un sevillano. Y cierran el pase de Cuartos con un Popurrí que nos cuentan el futuro que van a tener los gaditanos en múltiples situaciones. Además de todo lo malo que, eso sí, no ha cambiado, por mucho que hayan pasado años.