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Braille, el alfabeto que hace posible la igualdad

En el mundo hay 36 millones de personas ciegas y algo más de doscientos millones padecen algún tipo de discapacidad visual.

El alfabeto táctil les dio la opción de promocionar profesional y socialmente. Lo conocemos en Los Reporteros.

CANAL SUR MEDIA 22 enero 2023

Desde hace casi 200 años leer es posible para las personas invidentes gracias a un alfabeto táctil y universal, creado por el pedagogo francés Louis Braille, que legó su nombre a ese sistema. Este curso, mil setecientos alumnos andaluces con dificultades de visión o invidentes estudian en colegios ordinarios gracias a los convenios de educación inclusiva que la Junta y la ONCE renuevan desde los años ochenta, alumnos que utilizan el Braille en las aulas. La ONU conmemora este mes de enero el Día Mundial del Braille, un instrumento imprescindible para evitar la excusión social.

Hay muchas formas de mirar al mundo. Pero ¿cómo interpretarlo si no podemos verlo? ¿Cómo lo describimos? ¿Cómo aprender lo que contiene o como darlo a conocer? Un alfabeto en relieve, basado en solo seis puntos, puede lograrlo. Es el Braille, y si ustedes, que pueden ver, supieran además tocar lo que ahora están viendo, ya sabrían que este reportaje lleva, de entrada, este titulo.

El mundo que conocemos, lo veamos o no, es la suma de muchos mundos. Los hay grandes y pequeños, pero todos son importantes. Un colegio, por ejemplo. Estamos en La Salle, en Sevilla, uno de los colegios más antiguos de Andalucía. Los alumnos llegan puntuales, también Alba y Desi, que son mellizas y que estudian aquí desde los tres años. Ahora tienen once y cursan sexto de primaria. Son dos alumnas excelentes, por cierto, aunque sus circunstancias sean singulares. Desi tiene una visión limitada que compensa con unas lentes especiales. Su hermana Alba es invidente.

Que hoy toda fluya con absoluta normalidad es el fruto de una dedicación que ha sido constante en este centro desde hace años. Y no fue fácil. En su momento, hubo que gestionar una situación completamente nueva. Y aprender de la experiencia, paso a paso, un camino en el que estuvieron asesorados por la ONCE.

Disponen de profesora de apoyo, una tarea que desempeña María Dolores Martínez. Su tarea es fundamental. Y no solo se trata de acompañar, orientar y supervisar. También y muy especialmente, su labor consiste en ayudar a Alba a construir una idea global de lo que le rodea.

Al igual que María Dolores, algo más de cien monitores en Andalucía, pertenecientes a la ONCE, como en su caso, o adscritos a la administración pública, se emplean en la tarea de garantizar la integración y el desarrollo educativos de los alumnos con discapacidad visual.

Los textos en braille y todo el material didáctico que elabora el Centro de Recursos de la ONCE juegan un papel fundamental, pero la cercanía y la confianza son esenciales. Y este el tercer factor relevante: la coordinación con el equipo docente.

La nueva Ley de Educación (LOMLOE) establece por primera vez que la educación inclusiva es un derecho de todas las personas con discapacidad.

Desde que a mediados de los años ochenta la Junta de Andalucía y la ONCE firmaran su primer convenio de colaboración, varios miles de estudiantes con discapacidad visual han completado con éxito sus estudios. En el presente curso académico, 1.726 alumnos ciegos o con dificultades de visión reciben atención personalizada e inclusiva, en centros ordinarios y en todos los niveles educativos: Infantil, primaria, secundaria, bachillerato y Universidad. Un modelo educativo que en los últimos años ha alcanzado su máximo nivel de eficiencia gracias a las nuevas tecnologías.

Estudiar y formarse en condiciones de igualdad permitió a Jesús crecer como cualquier otro niño y, ya siendo adulto, encontrar su propio camino. Aprender Braille fue fundamental para eso. Louis Braille perfeccionó un antiguo código de puntos y guiones que el ejército francés utilizaba para transmitir órdenes durante la noche. 

Hoy Jesús es un experto en Braille y uno de los profesores de la ONCE dedicados a la enseñanza de un alfabeto que se ha revelado indispensable desde que el pedagogo francés Louis Braille lo creara y le diera nombre en 1825, hace casi doscientos años.

Aprender Braille lleva cierto tiempo y la clave para dominarlo está en el tacto. Paco y Pepi acuden hoy a clase. Cada uno de ellos afronta sus propias circunstancias, pero para ambos aprender el alfabeto braille es a estas alturas absolutamente necesario. Paco está dando sus primeros pasos y poco a poco se va familiarizando con el alfabeto. Pepi ya lleva dos meses de aprendizaje y su nivel está mejorando muchísimo. Una diabetes no diagnosticada derivó en una repentina ceguera.

Pepi está a punto de cumplir ochenta años, y no se arredra. Ni pierde el tiempo. Hoy, como cada martes por la tarde, acude a sus clases de baile flamenco, en las que ha encontrado un lenguaje propio con el que entenderse sin necesidad de mirarse.

Todo cuenta, lenguaje, abecedario... y afectos. Alba, Desi, Paco, Pepi y Jesús, y como ellos otros muchos, cuentan con el apoyo y los recursos necesarios. Son ciudadanos de pleno derecho que salen adelante con un alfabeto propio. Pero no siempre es así, ni lo es en todos sitios. El día internacional del braille, que en estos días conmemoramos, sirve también para que reflexionemos: en el mundo hay 36 millones de personas ciegas y algo más de doscientos millones padecen algún tipo de discapacidad visual. Desgraciadamente, en muchas zonas del planeta, ceguera y pobreza, analfabetismo y ceguera, ceguera y desarraigo, van de la mano. Conviene no olvidarlo.

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