Miguel Poveda ofrece un concierto especial en Granada

2 junio 2017

Con los Jardines del Generalife abarrotados, Miguel Poveda, el cantaor más en forma del panorama actual, ofrecerá la noche del viernes 2 de Junio un concierto con el que repasará toda su trayectoria. Poveda ofrecerá un concierto muy especial en Granada, en el que habrá un recuerdo para Federico García Lorca, en el 80 aniversario de su muerte, y a Enrique Morente, dos de los hijos más queridos de la ciudad, puntales imprescindibles en la historia del flamenco («Granada, patrimonio del universo», llegó a decir). Pero, a la vez, tiende un hilo sustancial entre la poesía, el cante flamenco y la canción andaluza.

El cuadro, que lo acompañará será el fotmado por: Joan Albert Amargós, al piano; Chicuelo, a la guitarra; Antonio Coronel, a la batería; Paquito González, a la percusión; y Carlos Grilo, Londro y Diego Montoya, al compás y a los coros. La primera incursión de la velada es "A Morente", un compuesto de fandango, muy melódico, 'Contando los eslabones', y de bulerías, que se apoyan en 'La aurora de Nueva York' y terminan 'tambaleándose'. La esfericidad del conjunto es sobresaliente y muy cuidada. Su voz portentosa. En medio camino entre la copla y el flamenco se hace evidente en el poema 'Romance de la dulce queja', incluido en el disco de 2015 'Poemas y sonetos para la libertad', con el que comenzará su acercamiento lorquiano. Continuará, de igual forma íntima y sentida, con 'Voz secreta del amor oscuro', por rumbas, y 'El poeta pide a su amor que le escriba'.

El ecuador lo marca un solo de guitarra de Chicuelo, antes de pasar el testigo a Paco Jarana y acordarse de Morente con 'Asesinato' al que se le suman unas granaínas y abandolaos de la tierra, ilustrados por Eva Yerbabuena con bata de cola turquesa. Los tientos tangos son también de Granada, del Camino y de Morente. Aunque antes también tienen lugar unas cantiñas y unas bulerías de Cádiz, donde hace un guiño a Camarón de la Isla y a Chano Lobato. Un solo de piano del maestro Amargós anuncia el final. 'La niña del Albaicín', de León y Quiroga, con su aire de tanguillo, da paso al cierre de la noche. 'Enrique y Granada' es una fiesta, con abundante batería. es la adaptación por fiesta de unos versos que Joaquín Sabina dedicó al Ronco del Albaicín.