Siempre se ha creído que el hecho de que los tintes para el cabello contengan amoníaco daña sus raíces.
Se trata de una leyenda urbana sin base alguna. El amoníaco es un componente activo del tinte y su proporción es muy débil en estos productos, tal como ya lo era hace 100 años. El amoníaco es tóxico sólo en proporciones muy elevadas. El amoníaco es el que provoca que el cabello se hinche para que pueda ser penetrado por el color. Una vez se evapora el amoníaco nuestro cabello vuelve a su tamaño original, sin daño alguno.