Al margen de los peligros de usar plásticos no tratados para congelar alimentos frescos, su estructura química impide su congelación.
Resulta muy llamativo que cuando congelamos pan en nuestro frigorífico, éste se congela volviéndose completamente rígido y el envoltorio de plástico no se altera aunque lo encontramos frío. Las bolsas no son más que polímeros derivados del petróleo que cambian de composición en base a cuál es el objeto de su uso. Las tradicionales bolsas blancas de uso casi universal no son, en la mayoría de los casos, biodegradables y resisten perfectamente los cambios térmicos.