Ante una situación de miedo reaccionamos abriendo los ojos al máximo, y sin embargo los cerramos viendo una película de terror.
El miedo se manifiesta a través de diferentes respuestas fisiológicas, algunas dependen de la personalidad del individuo y otras son genéricas. Los investigadores concluyen que los ojos se abren porque la respuesta fundamental a la sensación de miedo es la de ponernos alerta, y de esta manera ampliamos nuestro campo visual y también nuestra sensibilidad ocular. Se trata de una mera adaptación de nuestro organismo a estímulos externos.