Esta edición de El café con Pepe tiene un toque añejo. A esos cafés noveleros de amigos de la pluma, que se reúnen en torno a una conversación, y que terminan mitificando el lugar con su repetida presencia. Nuestro invitado es periodista. Pero sobretodo es PERIODISMO. Si un hijo mío me dijera que quiere ser periodista, sin dudarlo le aconsejaría que se pegara a este animal de la crónica.
Un periodista de los de antaño, de bloc de notas y taquigrafía a mano, de conocimiento y cultura profundos, de amabilidad desconcertante, de no saber nada, para saberlo todo. Reportero con mayúsculas, negritas y cursivas. Si ha venido Paquiño, el acto merece la pena. Mañana no me pierdo la crónica.
De pluma acertada, atinada, justa, de retrato realista, de más valen mil palabras que una imagen, si las palabras que están escritas por Paco Correal, quien asegura que "el periodismo, siempre que haya historias que contar, siempre estará vivo y palpitante".