¿Y si los currelas no se levantaran para trabajar?

Después del aluvión de comentarios, adjetivos e indignación que ha suscitado el fracaso de las ya desahuciadas Cortes Generales y el Monigotes, ¡a votar! que decía Raúl del Pozo, todo ha sido excesivo en la búsqueda del exabrupto y el calibre en el disparo al diputado. Mas entre tanto experto politólogo y analista, quisiera significar la situación política reciente en comparación con la vida cotidiana.

Todo es comparable, y ya Platón dijo que la política era cercanía, romance, cosa del pueblo. Así pues, ¿qué pasaría en este país si una mañana sonara el despertador y los currelas no se levantaran de la cama? ¿O, si se levantaran y no acudieran a trabajar? ¿O, si se levantaran, acudieran a su puesto, pero hicieran mal su trabajo? ¿O, si se levantaran, fueran al trabajo y, por usar el vocabulario del diputado Rufián, se pasaran el día tocándose los bemoles? ¿Qué sería de este país si un día determinado nadie se levantara de la cama, nadie acudiera a trabajar o nadie hiciera bien su trabajo? ¿Se lo imaginan? Sería una hecatombe, ¿verdad? Algo inconcebible, impropio de un país moderno. Pues bien, así llevan cinco meses los Padres de la Patria, y no ha pasado nada. Bueno sí, el día 10 de noviembre volveremos a votar.