La doctora sevillana ha pasado por Gente de Andalucía después de haber sido reconocida por cuarto año consecutivo en los Doctoralia Awards, una especie de 'Oscars' de la medicina.
María Valero, médica sevillana, ha sido reconocida por cuarto año consecutivo como la oncóloga mejor valorada de España en los prestigiosos Doctoralia Awards, premios que reconocen la excelencia clínica, la cercanía humana y el compromiso profesional, basándose en valoraciones de pacientes y el reconocimiento de colegas de profesión.
La doctora Valero, que ha asegurado en Gente de Andalucía que "la oncología no trata tumores, sino personas", ha compartido su visión sobre una especialidad exigente, donde la ciencia debe ir acompañada de una sensibilidad especial.
Ha subrayado el valor emocional que tiene recibir el premio directamente de sus pacientes y compañeros: "Para mí es un premio muy emocionante puesto que te lo dan tus propios pacientes y tus compañeros. Entonces, tiene un valor muy emotivo para mí", aunque ha insistido en repartir el mérito, ya que "la realidad es que no es solo mérito mío, es un poco una forma de trabajar que hacemos desde el grupo y yo creo que eso es lo que más valoran los pacientes, ese trato cercano".
Esta reconocida oncóloga entiende que la oncología va más allá de la ciencia pura y se adentra en lo humano. "La realidad es que la oncología es una especialidad que tiene mucha exigencia a nivel científico, pero luego tiene otra parte, que es la parte más humana y es lo que a mí me hizo decantarme un poco hacia esa especialidad, porque tienes que trabajar con una empatía especial hacia el paciente".
A su juicio, esta sensibilidad es crucial porque, aunque los resultados han mejorado enormemente, el diagnóstico de cáncer sigue siendo algo que impacta fuertemente al paciente. Además, enfatiza que esta visión humanizada es esencial para toda la medicina: "Yo creo que que los médicos estamos preparados para eso, no solamente para tratar lo que es la parte técnica de de lo que es la enfermedad. Tenemos que que saber que detrás de cada enfermedad hay un paciente con un montón de connotaciones y una familia que lo rodea preocupada por la situación".
Respecto al manejo de los diagnósticos, especialmente aquellos que generan un "impacto enorme emocional", la clave radica en la comunicación. Valero explica que es fundamental manejar la situación sin prisa y con claridad, incluso cuando no se puede ofrecer una cura. "Es muy importante explicarles cuál es su situación de enfermedad de forma clara, sin tecnicismo, sobre todo sin prisa, sabiendo explicarle bien cuál es la realidad ante la que estamos". Y ante los casos incurables, el foco se desplaza al "acompañamiento y la calidad de vida".
El origen de su vocación está profundamente ligado a su entorno familiar, ya que su padre también fue oncólogo en una época donde la especialidad era incipiente y las posibilidades de curación eran limitadas. La dedicación de su padre, incluso ante la adversidad, marcó su camino: "Yo, cuando lo veía en esas situaciones tan difíciles en donde no podía curar al paciente, veía cómo tiempo después seguían llegando de los familiares cartas de agradecimiento a mi padre por toda la labor y toda la dedicación que había tenido. A mí eso me me impactaba". Esto le hizo entender que la oncología era una especialidad dura y exigente, pero que permitía "hacer mucho, mucho más que que solo ser médico".
Finalmente, Valero ha destacado el papel transformador de la tecnología en el campo médico. La irrupción de la inteligencia artificial y el desarrollo tecnológico han supuesto una "gran revolución" en los últimos años "porque nos permite analizar millones de datos en muy poco tiempo".