'Un carmen en Granada', las memorias de Ian Gibson
Después de más de media vida escribiendo biografías, el hispanista irlanades, español desde 1984, ha afrontado su reto más complicado: escribir la propia
'Un carmen en Granada', así se llaman las memorias de este hispanista irlandés, español desde 1984, harto de que le llamen inglés, y al que la literatura y Lorca le salvaron la vida. Un pequeñajo hijo de un matrimonio desastroso, educado en el más férreo puritanismo metodista, dura ortodoxia protestante, esa que prohíbe beber en la muy cervecera y católica Irlanda.
De todo eso le salvó la literatura y, sobre todo Lorca, con cuyo Romancero Gitano se topó por casualidad en una librería de Dublín cuando apenas hablaba español. Desde entonces, Lorca, fue su obsesión y su misión.
Habla de su primer amor, de sus años de terapia, y de su carácter crítico, rebelde y peleón todavía hoy, a sus 84 años. Le pasó hace poco, cuando alguien enfadado por sus opiniones en favor de la memoria histórica, le invitó a largarse de España.
En sus páginas, Ian Gibson describe con inusitada sinceridad la vida de una familia irlandesa de clase media y no duda en narrar tanto sus tempranas dificultades afectivas como los demonios familiares que durante años cercaron a su entorno más próximo: celos, desavenencias sin cuento entre una madre amargada y un padre acomplejado, desconfianza y una frustrante represión debida a la religión metodista. Pero en este arriesgado retrato personal y familiar no faltan los momentos luminosos: las primeras amistades, algunos maestros inspiradores, las iniciales aventuras eróticas o un amor acendrado por la naturaleza y el mundo de los pájaros.
Superada la adolescencia, el joven Gibson descubrirá en sus primeros viajes a España la literatura de autores como Federico García Lorca y Antonio Machado, así como el drama de la Guerra Civil y la posguerra. Cumplido el sueño de pasar una temporada en un carmen, la típica casa granadina ajardinada, sus indagaciones como biógrafo de aquellos y de figuras como Buñuel o Dalí culminan de forma brillantísima este apasionante ejercicio memorialístico, todo un hito para alguien especializado en relatar las vidas de los otros.
