Este miércoles es el Día Europeo de las Lenguas y nosotros nos hemos ido a celebrar la nuestra. Teníamos un buen sitio para hacerlo. La exposición "Los nuestros" que, sobre el puente de palabras que tendieron los escritores de Hispanoamérica y España durante el siglo XX, se puede ver en la Fundación Cajasol de Sevilla.
Silencio de Federico. A veces la palabra más sonora es la palabra muda. Contracubiertas como poemas visuales de Rafael Alberti, ese pintor que escribía. Encerrado bajo el cristal, el pensamiento de María Zambrano o Luis Cernuda. Qué ganas de abrir estas vitrinas cargadas de maravillosas ediciones macilentas que el bibliófilo temió no llegar a ver nunca.
Dolor del siglo XX. Dolor de exilio. Paseando por la exposición, el listado de pérdidas se hace terrible. Margarita Xirgu, nuestra gran trágica, recita a Lorca. Casi tocamos los lentes de Max Aub, el intelectual que dijo NO. O admiramos la Automuribundia del gran e irreverente Ramón Gómez de la Serna incitándonos a levantar, como él decía, la vista hacia las cosas. Y así, a la vista de la Voz de América, Pablo Neruda, recordamos la rabia y el consuelo por los bombardeos de Madrid. 1936.
Este miércoles es el Día Europeo de las Lenguas y nosotros celebramos y buscamos el refugio y el brillo de la nuestra, esa que salta sobre un océano y crece, diferente pero hermana, en América Latina. Lo que ven de ella aquí, cristalizada en centenares de libros y de piezas traídas del Museo del Escritor de Madrid, son mucho más que fetiches. Son emanaciones vivas que festejan, a ambos lados del Atlántico, la patria común de la palabra.