Control de edad y contenidos, clave para evitar el consumo infantil de porno

Seis de cada diez adolescentes de entre 13 y 18 años han consumido pornografía a través de Internet. Y el primer acceso es cada vez más temprano, entre los 9 y los 11 años.

Algo que se convierte en un problema mayor porque este porno, la mayoría de las veces violento, es su primer contacto con el sexo. El 75 por ciento de los padres desconoce lo que ya es una realidad instalada en nuestro país. 

Las consecuencias de que los menores accedan a la pornografía a través de Internet se ha convertido así en un serio problema de salud pública. 

Los profesionales proponen dos medidas para proteger a los menores del acceso a la pornografía: el control del acceso y los contenidos de Internet, y la educación sexual.

La asociación Dale una vuelta, centrada en la adición a la pornografía, ha lanzado la campaña "Generación XXX", el nombre con el que identifican a los que llaman los primeros niños "pornonativos". 

Los expertos piden controlar de manera efectiva, tanto la edad de los usuarios como los contenidos. Proponen leyes para obligar a que las plataformas que suben estos contenidos cumplan con un código ético y especifiquen qué contenidos van a mostrar.

También la Fiscalía alerta de un incremento "absolutamente exagerado" de la difusión de pornografía infantil en la red en los últimos años y, aunque el uso de la Inteligencia Artificial para ello es aún "muy puntual y reciente", teme que se dispare y pueda servir para aumentar ese "negocio ilícito".

En su memoria relativa al año 2022, el ministerio público ya constató los "efectos perversos del desarrollo tecnológico" en las agresiones a menores y en la "elaboración y difusión de material pornográfico infantil": se abrieron 832 procedimientos por pornografía infantil a través de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).

El Código Penal castiga la elaboración, difusión o incluso posesión de material pornográfico infantil "real, técnico o virtual".
Es decir, también está penada la "pornografía virtual", aunque la normativa obliga a que sean "imágenes realistas", a que "parezcan reales".

Una directiva de la Unión Europea de 2011, que ya recogía el concepto de pornografía virtual, dejó a criterio de los Estados sancionar los actos de producción de materiales pornográficos artificiales para el propio consumo, si no se difunden ni se toma "como base a ningún niño".

La Fiscalía ha detectado cierto "cambio de tendencia" en la difusión de pornografía infantil: se trata en ocasiones de "un negocio lucrativo" en el que "hay gente que fabrica pornografía", y en ese contexto, el uso de la inteligencia artificial, aunque todavía puntual, "lo que hace es provocar que el movimiento de oferta y demanda sea cada vez mayor y se genere un riesgo mayor para los niños".