una historia real
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Carros de fuego: los Juegos Olímpicos de dos amigos y rivales

Una historia de Manuel Ladrón de Guevara

La mejor película que se haya hecho nunca sobre los Juegos Olímpicos cuenta la historia de Abrahams y Liddel y su participación en la cita de 1924.

CANAL SUR MEDIA 31 julio 2021

Es probablemente la mejor película que se ha hecho nunca sobre los Juegos Olímpicos. Con una banda sonora inolvidable, Carros de Fuego cuenta la historia real de una amistad, de una rivalidad, y de cómo la casualidad y los prejuicios religiosos fueron determinantes en las vidas de dos grandísimos campeones. Esta es su historia.

La película es un canto memorable a la lucha entre el talento y el esfuerzo. Estamos en Inglaterra, principios de los años 20. Harold Abrahams, judío, y Eric Liddel, devoto cristiano, son compañeros en Cambridge. Y rivales. Liddel es el talento. Un corredor que parece conseguir sus proezas sin trabajo. Abrahams es el esfuerzo. Un hijo de judío que se siente rechazado por la Inglaterra cristiana. Saltándose todos los protocolos de Cambridge, Harold Abrahams contrata al mejor entrenador disponible y se castiga el cuerpo con entrenamientos espartanos. Y funciona. Un mes antes de los juegos, Abrahams bate los récords británicos de 100 yardas y salto de longitud.

Ambos están destinados a enfrentarse en la final de los Juegos de 1924, que se celebran en Paris. Pero el destino quiere que la final se dispute en domingo, y Liddel se niega a competir por motivos religiosos. Abrahams gana la medalla de oro. Liddel, unos días más tarde consigue también el oro, en 400 metros. Solo un año más tarde el destino vuelve a emparejarlos: Abrahams se rompe una pierna y tiene que dejar el atletismo para siempre. Eric Liddel lo deja voluntariamente para marcharse como misionero a China, donde pasará el resto de su vida. La película, que toma su título de un verso de William Blake, volvió a unir sus caminos para siempre.

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