Los trabajadores de la factoría gaditana han acogido con alivio el anuncio de la empresa de replantearse el cierre
Hablamos con algunos de los trabajadores más veteranos
Tiempo muerto para la factoría de Puerto Real. Desde la ciudad francesa de Toulouse llegan noticias esperanzadoras, que de momento, dejan en un paréntesis cualquier recorte. Aunque el futuro todavía es incierto. Los trabajadores llevan semanas de protestas temiendo su cierre o venta.
Para esta fábrica la pesadilla comenzó en febrero de 2019 cuando se decidió parar la producción del avión gigante A 380. Para ese modelo se hacían tres piezas, la panza del avión, el timón de dirección y el estabilizador horizontal. En esta última pieza son especialistas y los mejores del grupo en el mundo, y además los únicos que pueden enviar las piezas por mar hacia Estados Unidos, Alemania o China. Cuentan con una tradición de actividad aeronáutica desde 1927 en la provincia.
Lo sabe Adolfo que ha estado trabajando en la compañía durante 42 años. Junto a él trabaja Eloy, uno de los últimos trabajadores que forma parte de la plantilla de 400 empleados de la factoría.
En Puerto Real se hacen piezas también para los Airbus 320,330 y 350 y que cuando pase la pandemia y se recuperen los viajes, el mercado espera la entrega de 7.000 aviones comerciales.