Escribe Clara Obligado, en 'Un árbol de compañía', que "los árboles no pueden huir" y es imposible no quedarse atrapada en esta imagen repleta de ideas e intenciones que incitan a un pensar calmado sobre la permanencia en tiempos de huidas. Este libro es fruto de las conversaciones y complicidades y afinidades que surgieron -sin ellos saberlo- entre el biólogo Raúl de Tapia, premio Nacional de Medio Ambiente, hombre de radio, y la escritora argentina cuyas ramas se bifurcan entre dos continentes de arboledas que exigen maneras distintas de mirar y contemplar.