Nadie, ni él mismo, recuerda cómo ni dónde aprendió a aporrear la batería, ese camión vertiginoso que en el rock conduce y arrastra tras de sí un pesado convoy de guitarras, teclados y resto de instrumentos. Aprendió de la vida, de poner la oreja escuchando a los mejores y dejándose llevar por la adrenalina desbordante cuando agarra las baquetas y se coloca las cajas y tambores a su alrededor. Usa todo su cuerpo con la fuerza de las tormentas y utiliza toda la pasión de los que aman lo que hacen desde niños. Su primer disco lo grabaron del tirón, durante un descanso de cuatro horas que Serrat se tomó en el estudio. Nada habría sido igual en Los Storm sin los ritmos y golpeos precisos de Diego, ni siquiera los riffs prodigiosos de su hermano gemelo, Ángel. El sonido y la manera de hacer de los Deep Purple fueron una referencia constante en una banda que se ha sostenido en la cúspide de su excelencia por más de medio siglo y a la que hoy se rinden todos sus coetáneos.