Cuando llegaron al mercado, la mesa estaba ya puesta y la vajilla a punto, pero cocinaron nuevos platos con sello propio y replicaron a su modo los clásicos más sabrosos de quienes les habían precedido en la aventura del rock andaluz. Empapados de aquellos sonidos, supieron imprimir una potencia desconocida a sus directos, que se convirtieron en una seña de identidad. Algunos años llegaron a firmar más de 180 actuaciones, un día sí y uno no, sin rebajar su nivel de entrega y gracias a la voz de acero irrompible de su cantante, Manuel Martínez, convertido en un héroe casi de leyenda. La imperecedera continuidad de "Medina Azahara" los sitúa al frente de esa armada invencible del rock con raíces.