La conducción agresiva es la que implica una conducta vial violenta por parte de un conductor. Esta conducta violenta puede ser motivada por diferentes razones, tales como otros conductores, peatones y tráfico denso entre otras. Esta forma de conducir puede implicar insultos, amenazas, tocar el claxon de forma prolongada, acelerones o frenazos bruscos, etc. Sin lugar a dudas, este tipo de conducción está relacionada con el estrés situacional. Es decir, el conductor que sufre en ese momento de estrés puede interpretarlo como desbordante y, por tanto, provocará que su comportamiento sea más brusco e impulsivo. Nos los cuenta Verónica Valderrama. Autora del estudio.