En La Mañana de Andalucía de Jesús Vigorra, Antonio García Barbeito dedica sus perversos a María Guardiola, presidenta del PP de Extremadura. Supongo que no es farol, ni es verdad sólo de boca; quiero creer que es sincera la popular Guardiola. La tierra de Extremadura ha dado gente muy sólida, gente de cumplir fielmente la palabra. En esta hora, cuando los pactos suceden y son buenas caras todas, tú te conformas con tres y yo con las dos que sobran, y, a ver, vamos a entendernos, que nadie quiere la sombra, que la luz de buenos cargos es una luz muy golosa. La popular extremeña ha dicho que no negocia para gobernar con Vox, que ella prefiere estar sola y que el mando quede en otros, aunque sean de acera roja. Si lo de María es coherencia ideológica, habrá que subir a un trono a la rubia Guardiola, y como ejemplo ponerla en ocasiones históricas en que, con tal de mandar, unos, unas, otros, otras, pasaron por aro ardiendo y tragaron de las gordas. Esta actitud de María, ¿a qué obligará? ¿Habrá otra convocatoria de voto? ¿De quién será la victoria? Cuando faltan treinta días para el día 23-jota, ¿qué va a hacer Extremadura y qué va a hacer Guardiola? ¿Será de los socialistas el nuevo poder que asoma? ¿Crecerán los populares? Y Vox, ¿qué va a hacer ahora? Más de media Extremadura me sabe a andaluzas formas, y en muchas cosas, en muchas, nos parece tierra propia. Para ella, lo mejor le deseo en esta hora. Ojalá acierte con todo y nada la deje sola. De momento, yo le aplaudo -si es verdad cuanto pregona- la coherencia que perfila doña María Guardiola. Si se aparta del partido ella sabrá, que no es tonta, aferrarse a sus principios, no darlos a perra gorda. Pero esperemos a ver en qué termina la cosa.