En La Mañana de Andalucía de Jesús Vigorra, Antonio García Barbeito dedica sus perversos a las gallinas violadas y muertas en una finca privada de Jaén. En un lugar de Jaén han encontrado gallinas muertas y además violadas, claro caso de zoofilia. Una violación anal, nos aclara la noticia, no sé yo por qué otro sitio violarlas se podría, ¿por el pico, por los ojos? En fin. Las pobres gallinas, muertas y además violadas, en gallinero yacían, y así fueron encontradas. Canallada a sangre fría. El hombre, a veces, no sabe qué inventar en fechorías. O será que los autores no tendrían ni una chica y en vez de unos picos pardos fueron picos de gallinas. Mal deben de andar los prendas de ligues y de conquistas, y en vez de irse de fiestas a buscar con quién se liga, se fueron a un gallinero. Ay, Donjuanes de lo avícola, seductores de corral y de plumas, no tendrían los desgraciados ambiente para sexuales salidas, y allá por donde los huevos suelen salir cada día, metieron ellos su oscura solución de zoofilia. Hay que ser muy poco hombre y tener muy malas tripas, para que como está el patio de relaciones, elijan para varón desahogo un corral y unas gallinas. ¿Las mataron antes de, o fue después? ¿Qué malignas intenciones los llevó a tamaña parafilia? Haya suerte y los descubran y a voces sus nombres digan, y que en público juicio aguanten cómo los miran, que no se tapen la cara, ni gafas ni mascarillas, y la gente toda tenga los machotes a la vista, y las mujeres se enteren de qué clase de conquista pueden presumir los pollos. ¿He dicho pollos? ¡Gallinas!