En La Mañana de Andalucía de Jesús Vigorra, Antonio García Barbeito dedica sus perversos a Ramón Tamames y su moción de censura. Un auténtico viacrucis le esperaba a Pedro Sánchez, según decían más de cuatro, con la moción de Tamames. Lo culto que es don Ramón, lo bien que sabe expresarse, con un historial de rojo que hasta conoció la cárcel? Una moción de censura. ¿La había pedido alguien? ¿Es el momento oportuno, si al final de nada vale? Pero las voces decían: Deja que don Ramón hable? Si sabe de economía lo que aquí no sabe nadie, si sabe qué es el Congreso y con todo dios tratarse, si hace años peina canas -aunque de azafrán las tape- y esté rozando noventa con lucidez envidiable; verás cuando don Ramón vaya soltando sus frases y uno a uno a más de diez vaya después contestándole? ¿Le espera, acaso, el calvario al ínclito Pedro Sánchez? Eso pensaba yo antier, mas no lo pensé ayer tarde. Porque don Ramón está -y no es porque sea cobarde- diciendo que no es tan malo este gobierno de Sánchez: No diré yo que el peor?, ha dicho don Ramón? Madre? Y a modo de terminar don Ramón de despacharse, ha dicho: Le tengo estima? ¡Pues vaya si es mocionante?! Si sigue así don Ramón, que aquí no se extrañe nadie que donde muchos pensaban que iba a chorrear la sangre, corran arroyos de miel, haya abrazos de compadres, palmas y ramas de olivo, pronto, que las traiga alguien, que pueden subir al cielo los hosannas que se lancen. Como es cuaresma, que algunos triduo y besamanos paguen, dejen coronas de espinas para ocasiones más graves. ¿Una moción de censura o va a ser un diostesalve? No será raro ese día que un cachondo se levante y dé un grito por los dos: ¡Que se casen, que se casen?!