Perversos del mal estilo

En La Mañana de Andalucía de Jesús Vigorra, Antonio García Barbeito dedica sus perversos al mal estilo de los políticos al hablar. Es frecuente oír comentarios sobre cómo hablan los chicos -y las chicas- de hoy en día; Dicen: Tienen mal boquijo. Es verdad que la blasfemia no hace en las lenguas distingos y he oído en más de una chica, adolescentes, a Cristo y a su mismísima Madre rodando por todos sitios. Hay honrosas excepciones -lo he dicho siempre y lo digo- en los chavales de hoy, pero hay lenguas de tres filos que a lo mejor no se saben los nombres de nuestros ríos, ni quién es el Rey, ni quién escribió? El Quijote mismo, pero que la mala lengua la tienen con tal dominio que en apenas diez palabras cuarenta insultos han dicho. Y eso, ¿dónde se refleja? Hay un lenguaje político que apena verlo volar incluso en el hemiciclo. Lo último que ha llegado de este asunto a mis oídos son dos frases -Calla, nazi-, dicen que Olona había dicho; y le contestó Isabel Peralta y fue y le dijo:Calla, judía vendida. A veces, querido amigo, este es el tono que usan para vestirse de limpio. ¿Adónde fue la facundia que se alzaba en adjetivos, ingeniosa de metáforas, justa de verbos, con brillo de argumento, de razones, y de aguijones tan finos que clavaban en la carne y no dolían al oído? La política de hoy -y que se salven los dignos- tiene más de mala lengua que de parlamento limpio. No hay gracia para insultar con gran recurso lingüístico y se recurre a lo zafio, bajan al estrato indigno de letrinas donde tienen las palabrotas su sitio. Y así, vamos escuchando lenguas de algunos políticos y no sabemos si son ellos o son unos chicos que están envueltos en riña soltando por esos picos tacos, blasfemias, sentencias que no están en los escritos. Queremos buenos gestores, pero también preferimos gente que argumente bien y muestre su verbo limpio. Pero me temo que todo ha tomado el mal camino y, sálvense los que puedan, en la calle y en más sitios, en voz de hombre o mujer, nos invade el mal estilo.