En La Mañana de Andalucía de Jesús Vigorra, Antonio García Barbeito dedica sus perversos a Gina Lollobrigida ¡Corten, corten, la Belleza se nos ha muerto de pronto?! Murió Gina Lollobrígida, nos quedamos sin La Lollo. Había una italiana? yo soñaba ser su novio; me enamoró de chaval en blanco y negro, en el lodo del Po, por los arrozales que amargaban. Sueño roto. Tuve a Silvana Mangano en mis sueños más hermosos. Y cuando algún amiguete decía que le daba morbo, yo saltaba siempre, siempre, como un amante celoso. Porque la creía mía, no podía ser de otro. Pero en la exacta verdad de lo bello, reconozco que había un nombre que abría el mundo en dos, si los ojos se te clavaban en ti y tú lo mirabas todo, y ese nombre, sin rodeos, era el nombre de La Lollo. Un metro cincuenta y seis tenía de talla el tesoro. Ni piernas como sus piernas, ni torso como su torso, ni cintura como aquella que a todos tenía locos, y la cara, qué belleza, qué equilibrio, boca, ojos, nariz, sonrisa ¿sonrisa? Nadie rió de ese modo. Con noventa y cinco años y aún guardaba los rescoldos del fuego que fue, que tuvo envuelto en su terremoto a cuantos hombres miraban cuando pasaba La Lollo. ?Pan, amor y fantasía?? Te los compro, te los compro. Reina de Saba, ¿te vienes? Te doy mis minas de oro. ¿A qué trapecio me subo para volar a tu asombro? Ay, qué burla del diablo la ha tomado con nosotros?? Gina, Gina Lollobrígida, ay, seducción en reposo, tú, la más guapa del mundo, como un escándalo sordo cuando tu cuerpo pasaba como un pecado gustoso. Un metro cincuenta y seis y nadie te llegó al hombro. Hoy, contigo, el paraíso será mucho más hermoso.