En La Mañana de Andalucía de Jesús Vigorra, Antonio García Barbeito dedica sus perversos al día de hoy que se celebra los Santos Inocentes. Señor, lo que yo daría por aquel viejo muñeco que en la espalda nos pegaban y toda la gente al vernos nos gritaban: ¡Inocenteeee?! El hazmerreír del pueblo. Ya ven las inocentadas de entonces. Tomar el pelo en un día como hoy era sobre todo un juego. Pero desde hace unos años -y son muchos, si los cuento- tienen las inocentadas bastante peligro dentro. No, no, al muñeco de ayer no me estoy refiriendo, ni a la broma del vecino al que le gustaba esto. Las malas inocentadas son las que, siempre en silencio, nos dejan con mala cara porque nos cuesta el dinero. ¿Se cree inocente usted si le cuelgan un muñeco, si le dicen Vaya allí y allí lo que dan es pego? Las inocentadas gordas nos las dan en todo tiempo. ¿28 de diciembre? A ese día no le temo. Le temo a la inocentada que como cruel muñeco nos cuelgan en las subidas y a ver quién nos quita eso. Le temo a ir a comprar y hayan subido los precios, y algo peor, madre mía, que no haya subido el sueldo. ¿Quieren una inocentada más dura para este invierno que hipotecas por las nubes y siguen, siguen subiendo? ¿Se ha acercado a las granadas, a la carne o a los quesos, a los buenos alcauciles, al aceite -bueno, bueno?-, a acedías, boquerones, rape, atún, calamar, mero?? 28 de diciembre es día del buen recuerdo, inocentadas, ahora. Inocentes, los que vemos que ahora en la misma cartera -con la mano de los precios-, a traición, sin avisarnos, nos van clavando el muñeco.