El caso del vasco Miguel Ángel Martínez Santamaría es todo un misterio. El joven salió en abril del año 2005 de su domicilio en Algorta (Vizcaya) para viajar por Europa con una mochila y 12.000 euros en su cuenta. Su familia ya no volvió a tener noticias suyas hasta el 29 de septiembre de ese mismo año. La policía de la comisaría de Bilbao informó a la madre de Miguel Ángel que el cadáver de su hijo había sido hallado en la orilla de un fiordo de Lidingö, un barrio opulento de los aledaños de Estocolmo. La versión oficial señalaba que la causa de la muerte había sido el ahogamiento. El deseo del joven era ser enterrado en Londres junto a su novia fallecida. Pero antes de enterrarlo los forenses ingleses le practican una segunda autopsia y descubren que al cuerpo de Miguel Ángel le falta el corazón y el 60% del hígado y que los pulmones no estaban encharcados como indicaba la primera autopsia. Casi 17 años después su familia sigue luchando por esclarecer si el cuerpo enterrado es en realidad el de Miguel Ángel o sigue desaparecido. Conversamos con Blanca Martínez, hermana de Miguel Ángel, en Desaparecidos.