En La Mañana de Andalucía de Jesús Vigorra, Antonio García Barbeito dedica sus perversos a Halloween. Calabazas, calaveras, brujas, sustos, velas, miedo? El 31 de octubre tiene carita de muerto desde el invento que vino, como si no hubiera inventos bastantes con los que aquí tienen a mano los nuestros. Una fiesta de disfraces a cuál más raro y más feo, que el mal gusto se ha instalado en el aire novelero del Halloween de sus mulas como si fuera algo nuestro, una tradición remota de los españoles pueblos. Noche de las calabazas -¿Es que la Ruperta ha vuelto con un extraño Un, dos, tres que se rueda en el infierno? Calabazas? Calabazas -yo roteñas las prefiero- sólo me gustan a mí con unos garbanzos tiernos, en cocido con ?pringá? que le da un gusto muy bueno. ¿Calabazas para un susto? Eso era antes, yo creo, cuando malos estudiantes que acumulaban los ceros llegaban a fin de curso con perfil calabacero. El 31 de octubre siempre tuvo aquí otro sello, vísperas de los difuntos, visitas al cementerio, luto de cal o el olvido amontonándose lento. Pero ¿cuándo ha visto usted este carnaval de muertos que el Halloween de mal gusto entre nosotros ha impuesto? Han enganchado a los niños y es ahí donde está el éxito. Y calabacitas van y velas y aires de miedo. El otoño siempre vino con muchísimo respeto cerca de los camposantos y de campanas de duelo. ¿Calabazas, calaveras y disfraces para el miedo? Noche con disfraz de lluvia es lo único que quiero.