Perversos de Marlaska, por Antonio García Barbeito

Como resulte verdad/ lo que en todas partes hablan,/ y lo que algunos dijeron/ fuera mentira y patraña,/ lo de don Fernando es grande,/ y amén de Grande, Marlaska./ Si De los Cobos cumplió/ con lo que su cargo manda,/ el ministro de Interior/ seguro que se atraganta/ con tricornio del civil / y con togas muy cercanas./ Con la carrera tan buena/ que don Fernando llevaba,/ con lo bien que lo hizo entonces/ con la gente de las balas,/ asesinos que a diario/ vestían de luto a España,/ y con lo bien que estaría/ ahora mismito en su casa/ al lado de su marido,/ con buen sueldo y buena fama?/ Pero se dejó meter/ en este Gobierno y? vaya./ Pasó de juez a ministro/ y ahora las cuestiones cambian./ Y encima, el coronavirus,/ y el 8-M y la marcha,/ y Madrid como gran foco/ de contagio. Y la caraba./ Empiezan a llegar muertes,/ y a no llegar lo que falta,/ y según cuentan algunos,/ dicen que metió la pata/ el ministro de Interior/ con el coronel. Se arma/ un lío de mil demonios/ y ahora a él nadie lo salva./ Qué solo está don Fernando,/ ya nadie le da compaña,/ y don Fernando, temiendo/ que si no es hoy es mañana,/ de ese Gobierno de extraños/ tendrá que salir por patas./ Si acaso prevaricó,/ o mintió o hizo jugada,/ pueden caerle al ministro/ problemas de los que aplastan./ Y no quiera Dios, no quiera,/ aunque la vida es muy rara,/ que un día vayan a buscarlo/ a la puerta de su casa/ dos civiles con esposas/ para llevarse a Marlaska./