Buenos días, Andalucía. Son las seis de la mañana Despierta tu mente, descubre la realidad Vivimos unos días en el que las cosas que hasta ahora eran participadas, asumidas y compartidas se han vuelto del revés como un calcetín. Un virus inoculado a miles de kilómetros de aquí ha trastornado y trasformado de tal manera nuestra vida y con tal virulencia que, a estas horas, de este viernes 13 de marzo nadie sabe nada: cuántos más contagiados habrá? hasta dónde se extenderá la epidemia? cuando acabará esta pesadilla? Solo una cosa deberíamos tener clara, son los que saben, -epidemiólogos, científicos y sanitarios - los que nos sacarán del atolladero. Si los políticos saben escucharlos, si mantienen la unidad, si olvidan por unos días la rivalidad y el cortoplacismo de las elecciones, puede que nos quedemos al borde del abismo, económico y sanitario, hacia donde nos aproximamos aceleradamente/// Y ahora hablemos de nosotros, y empecemos por poner por delante de los derechos las obligaciones como buenos ciudadanos. Cada uno de nosotros somos un baluarte contra el coronavirus y, a la vez, un fallo por donde puede entrar el virus como Pedro por su casa. Lo dicen los españoles que vuelven de Italia, lo advierten los que allí se han quedado atrapados, los dicen los médicos y el personal sanitario que son la infantería y la fuerza de choque contra el coronavirus, sin tiempo para perderlo con los pusilánimes que sin motivos inundan las consultas caprichosamente. Se están quejando del tiempo que les hacen perder y que restan en atención a quienes de verdad lo necesitan. Seamos sensatos. Al menos, por una vez, escarmentemos en cabeza ajena, China, Corea, Irán, Italia, porque detrás de estos cuatro países va España, o sea, nosotros. No seamos ciegos, ni insolidarios, ni díscolos, ni desobedientes, ni acaparadores. A ver si al menos, después de todo lo que vamos a perder con esta ruina sanitaria y económica que tenemos en lo alto, aprendemos a controlar el tonto que todos llevamos dentro. Si algo ha de matar a diez millones de personas, no serán misiles sino virus frase pronunciada hace cinco años por Bill Gates, fundador de microsoft, donde alertó un microbio más mortiferon que las guerras