En la sección "Se ha escrito un crimen" recordaremos una de las desapariciones más inquietantes de los años 80, la del niño pintor de Málaga David Guerrero, que desapareció el 6 de abril de 1987. David Guerrero, de 13 años, y con un futuro prometedor como pintor, salió de su casa situada en la barriada malagueña de 25 años de Paz con destino a la galería de arte La Maison, donde tenía prevista una entrevista con el periodista de Radio Popular, Paco Fadón, debido a que tres días antes David había expuesto unos cuadros encuadrados dentro de una muestra de Semana Santa. Seguidamente, el joven tenía previsto dirigirse a la peña El Cenachero, donde desde hacía algo menos de dos años recibía clases en una academia de pintura, a cargo de, la mayor parte de las veces, un primo de su madre, el pintor malagueño José Guevara Castro. El día de su desaparición el primero en percatarse de ésta fue su padre, Jorge Guerrero, cuando fue a recogerlo a la peña. Allí le dijeron que no había acudido. Al dirigirse a la galería de arte, tampoco obtuvo noticias de él. El padre siguió indagando sobre los pasos de las actividades que tenía y descubrió que tampoco había acudido a la entrevista que tenía prevista en La Maison. La policía desechó el secuestro por motivos económicos porque la familia no recibió nunca una petición de rescate y Jorge Guerrero era mecánico de una empresa de confección, por lo que tenía recursos económicos limitados. Los investigadores siguieron varias pistas a lo largo de los años. La primera que parecía albergar sospechas surgió a finales de 1988, cuando un matrimonio de profesores españoles, durante un viaje a Portugal, afirmó haber visto al joven malagueño pintando en las calles de Lisboa, pero la pista no resultó válida y se abandonó la búsqueda en esa dirección. La pista más creíble apareció en 1990, cuando se descubrió que un ciudadano suizo de 70 años tenía en su casa un dibujo con rasgos muy parecidos a los del niño. Este hombre había estado en Málaga entre marzo y abril de 1987 y podría haber entrado en contacto con David unos diez días antes de su desaparición, como declaró la camarera de un hotel, aunque finalmente la pista de la camarera no pudo comprobarse, ya que no declaró esto mismo en sede judicial. El niño incluso realizó una caricatura, que supuestamente identificaba a este hombre y ese dibujo se lo regaló David unos días antes de su desaparición a una compañera suya del colegio. La niña lo compartió con la directora y ésta con los investigadores. Dos inspectores de policía se trasladaron a Suiza en agosto de 1990 para interrogarlo, pero descubrieron que el hombre había fallecido en enero de aquel mismo año y no pudieron seguir la pista que parecía más fiable. En 2018 la madre de David, Antonia Guevara, recibió en su domicilio una carta anónima y en esa carta se hacía mención a un tal "Gervasio". "Los culpables están allí (...) en la calle Granada se esconde la verdad", avanzaba la carta. El anónimo le pedía a la familia que siguiesen esa pista: "Fue planeado, Antonia. Lo estaban esperando y él los conocía", recogía el anónimo, que mencionaba el nombre de "Gervasio" como la persona que tendría la clave de la desaparición del niño. A partir de ese momento, el hermano mayor de David, Jorge, empezó a investigar esta pista. Con la ayuda de su amigo y periodista Daniel Carretero certificaron la existencia de Gervasio gracias a los testimonios de algunos supervivientes de la peña, que había cerrado hacía 25 años. Hasta seis testigos confirmaron la existencia del tal Gervasio, aunque ninguno supo concretar sus apellidos o dirección. El cierre de la peña imposibilitó acceder a sus archivos y encontrar a personas vivas de la época también. Por eso ahora buscan a Gervasio, varón de nacionalidad española, entonces de entre 40 y 50 años, ahora tendría entre 72 y 82 años de edad, y vinculado o relacionado de alguna manera con la peña cultural y flamenca El Cenachero. La clave puede estar en la colaboración ciudadana. Sin embargo, en el caso hubo testimonios y personas que la policía no tuvo en cuenta y que han descubierto Jorge Guerrero y Daniel Carretero. Aseguran que han tenido conocimiento de la versión del pintor malagueño Rafael Jaime Calderón, que de acuerdo a su testimonio, coincidió con David Guerrero en la galería de arte La Maison la tarde del 6 de abril de 1987, y que les indicó que sustituyó a José Guevara el día que desapareció el niño y en los días posteriores, ya que éste se encontraba de viaje en Madrid. Un testimonio que sostienen no fue tenido en cuenta por los investigadores, pese a que el pintor asegura que se lo comunicó a uno de los policías tras la desaparición de David. Por otro lado, el segundo lugar donde se ubicó a David Guerrero fue en la peña flamenca. Marisa Sicsú, hija del hostelero malagueño Félix Sicsú, ya fallecido, relató que su padre contaba que el día de la desaparición había visto a David Guerrero en las escaleras del edificio de la peña El Cenachero, pero que su padre jamás habló con la policía porque nunca fue interrogado por los agentes. Estos dos testimonios recabados contradicen la versión policial que mantenía que David Guerrero no llegó a estar el día de su desaparición ni en la galería ni en la peña El Cenachero. A esto se une la existencia de otro escrito, también anónimo, que situaba a David en esa peña. Esta carta o anónimo se encuentra en la Comisaría Provincial de Málaga. El hermano y el periodista aseguran que nunca pudieron situar el lugar de la desaparición debido a que ningún conductor de las líneas de autobuses que iban desde Huelin al centro vio al niño subirse en alguno de los autobuses. Sin embargo, explican que "hay que tener en cuenta el gran número de personas que iban ese día al centro de Málaga para asistir a la reinauguración, por parte de la Reina Sofía, del Teatro Cervantes, lo que dificultaba sobremanera que un conductor recordase a una persona concreta". La Interpol consideró la desaparición de David Guerrero Guevara, que ahora tendría 45 años, como una de las más desconcertantes de la historia, aunque la búsqueda ya se ha desactivado en su web y oficialmente no se le busca. En septiembre de 2016, Antonia tuvo que realizar el trámite de dar por muerto a su hijo a raíz de la muerte de su esposo y a efectos de herencia. El Código Civil contempla esta posibilidad una vez transcurridos diez años sin noticias del ausente para que sus allegados puedan disponer de sus bienes o acceder a prestaciones. En diferentes medios impresos, Antonia, la madre de David ha expresado que no quiere hacerse ilusiones, pero se encuentra esperanzada porque las últimas pistas podrían reabrir de nuevo el caso. Ella resalta que la Policía se esforzó mucho aunque es cierto que se perdieron varias horas cuando su marido quiso poner la denuncia de desaparición porque en la comisaría le dijeron que era muy pronto. Antonia considera que en las desapariciones, los primeros momentos siempre son claves. Ocho meses después de su desaparición, su hermano Raúl, hace 42 años, hizo el primer llamamiento público a través de los micrófonos de la cadena SER Málaga durante las navidades de 1987 para que volviese a casa. Esta aparición pública la recogió el programa La Tarde Aquí y Ahora de Canal Sur.