Los coches diésel tienen los días contados. Así de claro lo ha dicho este miércoles en el Congreso de los Diputados la nueva ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. La razón es la contaminación que generan los vehículos que usan este combustible y sus efectos en la salud, sobre todo en lo que se refiere al aire que respiramos.
Para los conductores el idilio con el diésel también se ha roto. Es la primera vez en 20 años que cambia la tendencia. En lo que llevamos de año se han matriculado 735.000 vehículos nuevos, más del 60% consumen gasolina, el resto gasoil. Esto no ocurría desde hace 20 años. Los concesionarios han notado el cambio de tendencia.
En los conductores ha calado el mensaje de que los motores diésel expulsan más óxidos de nitrógeno. Y estos contaminantes son responsables en gran medida de los problemas de polución de las grandes capitales.
Diferentes estudios como del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) concluyen que los vehículos diesel contaminan hasta cuatro veces más que los de gasolina, entre otras cosas, por las partículas en suspensión en el aire que dejan y los gases de efecto invernadero que producen a lo largo de todo el ciclo de vida del coche.