Recordamos las gestas poéticas entre dos grandes de las Letras del siglo de Oro: Góngora y Quevedo

Más noticias y novedades en la web de Canal Fiesta Radio.

CANAL SUR MEDIA 26 abril 2024

Un 11 de junio de 1561 nacía en Córdoba, Luis de Góngora, su talento como poeta se evidenció cuando estudiaba en la Universidad de Salamanca y su gusto por los versos satíricos. Su famosa enemistad con Francisco de Quevedo, que nacía el 14 de septiembre de 1580, surgió, al parecer, cuando ambos coincidieron en Valladolid. Góngora había recalado en esa ciudad hacia 1603, Quevedo, diecinueve años más joven, se encontraba estudiando en la Universidad.

Durante aquella estancia en Valladolid comenzaron a circular poemas en los que Quevedo, bajo el seudónimo de Miguel de Musa, parodiaba el estilo cultista de Góngora. Al cordobés, no le hicieron ninguna gracia. Estaba convencido de que lo que buscaba Quevedo era conseguir la fama a su costa, dañando su reputación.

Entre ellos se lanzaban versos como puñales:

"Musa que sopla y no inspira
y sabe que es lo traidor
poner los dedos mejor
en mi bolsa que en su lira,
no es de Apolo, que es mentira".

Vistiendo los insultos y las pullas con gran ingenio, se atacaban y contraatacaban, llegando a insultarse mutuamente, eso sí, con mucho arte. Entre verso y verso se soltaban palabras malsonantes, eso sí muy bien escritas.

"Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una alquitara medio viva,
érase un pez espada mal barbado"

Se dice que cuando ambos coincidieron en el Barrio de las Letras, en Madrid, solían lanzarse versos envenenados por la calle. Pero el golpe definitivo llegó cuando Quevedo echó a Góngora de su propia vivienda. El poeta cordobés había acumulado cuantiosas deudas que le obligaron a vender su casa en la entonces calle Cantarranas. La propiedad cayó en manos de su archienemigo Francisco de Quevedo quien, en el invierno de 1625, desahució a Góngora por no poder pagar el alquiler.

Se dice que Quevedo nunca vivió allí y solo la adquirió para echarle a la calle. Góngora falleció en 1627, en una extrema pobreza y víctima de una prematura arterioesclerosis. Su espíritu ha pervivido y se convirtió en el nexo de unión de los poetas que conformaron la Generación del 27, que se reunieron en torno a su figura en el Ateneo de Sevilla con motivo del tercer centenario de su muerte. 

ES NOTICIA