PARLAMENTO ANDALUZ
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Trastorno Límite de Personalidad: cuando uno es su peor enemigo

La Fundación Camino y Esperanza pretende visibilizar esta enfermedad que lleva al suicidio a dos de cada tres personas que lo padecen.

En Parlamento Andaluz conocemos más de su lucha. 

Los representantes de la Fundación han estado con la presidenta del Parlamento.

CANAL SUR MEDIA 26 septiembre 2021

La fundación Camino y Esperanza es un proyecto impulsado por el padre de una chica que sufre Trastorno Límite de Personalidad. Detrás de ese nombre, una enfermedad mental gravísima que conduce en muchos casos al suicidio. Buscan apoyo para sacar adelante esa organización que ayude a otras familias con el mismo problema: necesitan diagnósticos a tiempo, terapias específicas y que el sistema educativo les acompañe. Así se lo han explicado esta semana a la presidenta del Parlamento y también lo han compartido con nosotros en Parlamento Andaluz.

Se la conoce como la enfermedad del suicidio. Bajo el Trastorno Límite de Personalidad se agolpan diversos estados piscológicos dañinos: ansiedad, depresión, anorexia o bulimia, bipolaridad intermitente y un largo etcétera. En el origen de esta grave enfermedad mental siempre subyace un trauma sufrido en edades tempranas.

A Manuel Coll su experiencia como padre de una chica con TLP le ha llevado a impulsar la Fundación Camino y Esperanza. Un proyecto que pretende ayudar a otras familias, como la de Miriam León, que también conviven con esta grave enfermedad

Dos de cada tres personas con trastorno límite de personalidad acaban quitándose la vida antes de los 30 años. Las familias se enfrentan a la enfermedad de sus hijos, en muchos casos, sin diagnósticos adecuados y a tiempo, sin ayuda terapéutica específica y sin la complicidad del sistema educativo.

Manuel y Miriam han trasladado a la presidencia del Parlamento los objetivos de la fundación. Conscientes de la importancia de visibilizar el problema y derribar prejuicios sociales buscan también patronos entre personas de relevancia pública. Y lo primero, dice este padre, es ayudar desde la fundación a otras familias a reconocer la enfermedad.

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