La antorcha que recorre el país refleja lo que se le presupone. Los relevos se hacen entre medidas de seguridad y sin público a su paso. Nunca el fuego olímpico fue tan frio.
Las últimas encuestas dicen que el 75% de la población es partidaria de posponer o cancelar definitivamente la cita olímpica.
Faltan cien días para que comiencen los Juegos Olímpicos de Tokio. Una cita que llegará con un año de retraso debido a la pandemia, pero aun con muchas interrogantes por despejar. El 23 de julio se debe encender el pebetero, lo hará sin público y con las dudas de muchos participantes.
Por culpa del Covid, la llama olímpica que debía alumbrar los Juegos en 2020 añadió un uno a su cita. Va a ser en el verano de este 2021, o eso espera el mundo de deporte.
El proyecto de Tokio avanza a duras penas, entre críticas, descontentos e incertidumbres. Ni siquiera la antorcha que recorre el país como anuncio del acontecimiento refleja lo que se le presupone. Los relevos se hacen entre medidas de seguridad y sin público a su paso. Nunca el fuego olímpico fue tan frio.
Y es que el repunte de contagios por Covid en Japòn ha traído nuevas restricciones al país donde se recortaban aforos y horarios. Entre los japoneses predomina la percepción de que el Gobierno rebaja la gravedad del mensaje oficial para no enturbiar los Juegos.
Las últimas encuestas dicen que el 75% de la población es partidaria de posponer o cancelar definitivamente la cita olímpica. Y después está la incertidumbre entre las federaciones deportivas internacionales.
Está prohibida la entrada al país de todo viajero extranjero por lo que se han tenido que retrasar diversas pruebas clasificatorias, y no quedan fechas para realizarlas. A cien días vista, Tokio 2021 navega por aguas inestables.