Las rehalas se echan al monte
Ha comenzado la temporada de caza, y lo hace por fases: primero el conejo, la media veda para las aves a partir del 23 de agosto, y ya en octubre la caza mayor. Y este año comienza con una particularidad, porque hace sólo unos días el gobierno andaluz declaró Bien de Interés Cultural a las monterías y a las rehalas por su interés etnológico.
En toda la península la caza es tradición milenaria, y en Andalucía esta actividad esta impregnada en gran parte de su geografía. Por ello, profesionales y aficionados han recibido con alegría la decisión de la Junta, que destaca la relevancia social, medioambiental y económica (básicamente en el ámbito rural) de las monterías y las rehalas.
San José del Valle, en Cádiz, es un claro ejemplo de lo qué significan la caza y las jaurías de perro de caza mayor, a las que conocemos con la palabra árabe de rehalas.
Pero ser rehalero o perrero no es una simple afición, porque se necesita mucho tiempo y dedicación al cuidado de los canes.
Una rehala la conforma de 14 a 24 perros y es un eslabón básico en la simbiosis entre la práctica cinegética y el medio ambiente.
